En la industria del embalaje, es fundamental diseñar envases con materiales que ayuden en la conservación de la mercancía depositada en ella. Sin duda, uno de los más solicitados para la fabricación de bolsas es el polietileno, principalmente por ser un componente resistente, flexible y fácil de procesar. En el siguiente artículo, conocerás acerca de las bolsas de polietileno, los tipos y las ventajas que su uso nos brinda.
Las bolsas de polietileno o bolsas de PE, son un tipo de material termoeléctrico no tejido muy versátil en cuanto a su utilización, ya que puede usarse para diversas aplicaciones. Ayudan a conservar el producto en perfectas condiciones porque actúan como un sello perfecto para preservar su calidad durante el transporte o embalaje. Por otro lado, pueden presentarse como una oportunidad de publicidad por tener una buena imprimibilidad en su superficie debido a su flexibilidad y elasticidad.
Su materia prima base es obtenida del polietileno, el más simple de los polímeros desde un punto de vista químico, compuesto por una unidad lineal y repetitiva de átomos de carbono e hidrógeno. Su fabricación se realiza mediante distintos procesos de polimerización y dependiendo del tipo de reacción escogida, se obtendrá una forma distinta del mismo. Esto lo convierte en uno de los plásticos más comunes, con una producción de aproximadamente 80 millones de toneladas anuales en todo el mundo.
Es precisamente gracias a esta composición química, que las bolsas de polietileno pueden clasificarse en alta o de baja densidad.
– De alta densidad. Se caracterizan por ser termoplásticas, mantienen y soportan altas temperaturas tanto en el interior como en el exterior de la bolsa, siendo un material duro, resistente, fácil de procesar y opaco. Se hallan principalmente en supermercados en su presentación de “bolsas camisetas”.
– De baja intensidad. Suele ser más ligero, flexible y resistente para productos con bordes afilados y pesados. Las bolsas de polietileno de baja densidad son utilizadas para comercios y empaques. Son fabricadas en cualquier tipo de espesor, con asas rígidas, forma de camiseta, troquelada, entre otros, según sea requerido.
Las bolsas de polietileno se usan ampliamente en muchas actividades comerciales. Están disponibles en una gama de capacidades de diferentes tamaños. Precisamente porque tienen muchas finalidades, a la hora de elegir la adecuada hay que considerar las siguientes ventajas:
– Precio. Sus costes de producción son muy competitivos.
– Elasticidad. Se amolda y estira bien, acomodándose a esquinas, salientes y formas irregulares sin romperse. Esto es especialmente importante cuando se envasan frutas y verduras que requieren un alto grado de elasticidad.
– Impermeabilidad. Es impermeable a los líquidos y gases, por lo que son útiles para almacenar alimentos y otros artículos que deben estabilizarse fuera del contacto con el aire o la humedad.
– Resistencia. El polietileno es resistente a la oxidación y la corrosión, así como a las variaciones de temperatura, las presiones y los intentos de rasgado, por lo que puede emplearse en casi cualquier entorno.
– Reciclabilidad. El polietileno es 100 % reciclable. Es una gran manera de reducir la huella de carbono y también ayuda a reducir el impacto en nuestro medio ambiente.
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