Son objetos cotidianos utilizados principalmente para el transporte de pequeñas cantidades de mercancías como frutas y verduras frescas, productos cárnicos, ropa y diferentes insumos. Por esta razón, es habitual encontrarlas en los supermercados y otros puntos de venta. Si bien, existen diferentes tipos de bolsas de plástico de diferente grosor y composición, es importante elegir aquellas que se adapten a nuestras necesidades.
La bolsa de plástico es un producto que todo el mundo conoce. Todas las hemos visto, las hemos usado y, probablemente, tengamos una en casa ahora mismo. Introducidas por primera vez en la década de 1960, se han convertido en una opción popular entre los minoristas porque son baratas de producir y ofrecen comodidad a los consumidores. Pueden estar hechas de diversos materiales y se fabrican de varias maneras. Los tipos de bolsas de plástico pueden clasificarse de un solo uso y reutilizables.
– Muy ligeras. Son aquellas que encontramos en mercados y supermercados, destinados a la sección de fruta y verdura, pescadería, carnicería o para la venta a granel. Como su nombre lo indica, son muy ligeras, por lo que son perfectas para productos que no pesan demasiado. Tienen menos de 15 micras de espesor, son gratuitas por razones de higiene y con los alimentos antes descritos.
– Ligeras. Poseen un espesor entre 15 y 50 micras y se encuentran en la mayoría de establecimientos de todo tipo como farmacia, panadería, ferretería u otros. Además, desde agosto de 2019, su adquisición está sujeta a impuesto al consumo con la finalidad de reducir su uso y mermar el daño ambiental que provocan.
– Gruesas. Estas bolsas de plástico tienen un grosor de más de 50 micras de grosor. Suelen ser más resistentes que las bolsas de plástico mencionadas anteriormente, ya que pueden soportar más peso. Estas son utilizadas especialmente en tiendas de ropa y otros lugares que implica carga de cosas pesadas.
– Oxodegradables o Fragmentables. Están hechas de polietileno y contienen pequeñas cantidades de aditivos que aceleran su degradación en el medio ambiente. El proceso de oxo-biodegradación puede iniciarse mediante los rayos UV, el calor o el oxígeno, fragmentándose en trozos tan pequeños que su presencia ya no es visible para el ojo humano.
– Biodegradables. Las bolsas biodegradables están fabricadas íntegramente con materiales de origen vegetal, como el almidón de maíz y los aceites vegetales, sin residuos químicos sintéticos. Se descomponen a un ritmo mucho más rápido que las bolsas oxodegradables y, además, tienen un impacto nulo en el medio ambiente, ya que no contienen ninguna toxina.
– Compostables. Son las bolsas de plástico convencionales que se obtienen en las tiendas de forma gratuita. Contienen un sello que la identifica y suelen ser muy ligeras, por lo que deben cumplir normas que garanticen su degradación durante el proceso de compostaje. Siempre que se utilicen de manera responsable, estas bolsas pueden ser opciones bastante ecológicas para las necesidades de compra.
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