Hoy en día, la utilización del polietileno de alta densidad, se ha vuelto más frecuente en el uso de la minería. Es empleado como barrera impermeable en balsas destinadas a alojar los residuos mineros. Asimismo, su aplicación se realiza en canales, embalses para agricultura, depuradoras, balsas de decantación o evaporación, depósitos, etc. Además, otros usos frecuentes como en barreras de contención en el tratamiento de sólidos y líquidos de alto poder contaminante, vertederos de residuos urbanos o zonas portuarias, etc.
Para los residuos mineros, el polietileno es el reemplazo de otros materiales como el caucho que se usaba anteriormente.
Las balsas de lodos son espacios dentro de las instalaciones mineras, en la cual se almacenan los residuos derivados de la planta de tratamiento. No obstante, estas no pueden ser reutilizadas, pues son altamente contaminantes.
La finalidad de estas balsas es la de acumular materiales y separar las dos fases: Líquida y sólida, a veces para su posterior manejo.
La fase sólida está compuesta generalmente por partículas de lodo muy finas y suelen ser químicos reactivos debido a su composición y textura.
La fase sólida está formada por sustancias tóxicas, con alta carga orgánica y alta salinidad.
Los residuos de las industrias mineras causan ciertos riesgos proveniente de su toxicidad, siendo estas dañinas para el medio ambiente. No obstante, el polietileno, debido a las características que posee, hace que las balsas no muestren filtraciones, por tanto, son estables a largo plazo. Asimismo, evitan el paso de materiales a otras zonas, causadas por la erosión.
En ocasiones cuando la balsa se acumula de aguas de lluvia y cuando llegan al nivel freático, éstas pueden reciclarse aplicándose a las funciones de lavado, limpieza, riegos entre otras.
Estos depósitos pueden causar daños muy graves a los servicios primordiales o a la población urbana, si llega a sufrir una rotura o un mal funcionamiento. Asimismo, el daño que puede causar en caso de rotura, es a un determinado grupo de viviendas, pérdidas humanas y otros daños materiales.
A diferencia de los diques o represas, que sí consideran la normativa de construcciones de residuos mineros. Caso contrario, ocurre con las balsas, pues, se construyen habitualmente aprovechando un hueco de la propia excavación. Por tanto, los requisitos para su autorización son en proporción al riesgo que compete su uso.
La durabilidad y resistencia que tiene el polietileno de alta densidad, lo convierte en un material eficiente para la utilización en balsas de residuos mineros. Sin embargo, se debe tener en cuenta que este plástico sufre también las causas del envejecimiento. Asimismo, este polímero tiene un añadido de aditivos el cual amplía sustancialmente su vida útil. Entre ellos tenemos los absorbentes de la luz, el cual proviene de los rayos ultravioleta.
Este es uno de los plásticos que habitualmente lo empleamos en la rutina diaria. Asimismo, gracias a su resistencia a la abrasión y condiciones climáticas adversas, entre otras características, aporta un rol muy importante en las industrias mineras. Además, ofrecen mejores opciones de diseño, asegurando una larga vida productiva.
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